Weill Cornell Medicine recibió $4.2 millones para estudiar cómo el sistema inmune en algunas personas infectadas con VIH puede mantener el virus bajo control, lo que podría llevar a nuevas estrategias terapéuticas para evitar o eliminar el VIH. Dr. Brad Jones, profesor asociado de inmunología en medicina en la División de Enfermedades Infecciosas de Weill Cornell Medicine, recibió una subvención MERIT del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID) de los Institutos Nacionales de Salud (NIH).
La subvención “Método para Extender la Investigación en el Tiempo” (MERIT) proporciona a investigadores sobresalientes apoyo a largo plazo para experimentos de alto riesgo y alta recompensa que podrían conducir a grandes avances. Menos del cinco por ciento de los investigadores del NIH financiados son seleccionados para recibir el prestigioso premio.
“Es emocionante y gratificante que la importancia del trabajo sea reconocida de esta manera”, dijo el Dr. Jones. “No solo para mí, sino para los estudiantes, los técnicos y todos los que han estado trabajando muy duro en el proyecto”.
Persistencia del VIH: oculto a simple vista
El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) es elusivo y resistente, evadiendo el sistema inmunitario al incorporar su material genético en el ADN del huésped, ocultándose a simple vista dentro de las células infectadas que persisten a pesar del tratamiento. Aunque la terapia antirretroviral puede reducir el VIH en la sangre a un nivel indetectable, estos reservorios latentes continúan sobreviviendo, listos para resurgir si se interrumpe la terapia.
Para comprender cómo persiste el virus en el cuerpo, el Dr. Jones y su grupo desarrollaron un “modelo de xenotrasplante derivado de paciente” (PDX) que puede replicar el sistema inmunitario de aquellos individuos raros, denominados controladores de élite, que mantienen el virus bajo control, incluso en ausencia de medicamentos antirretrovirales.
“Lo extraordinario es el grado de control inmune del VIH que vemos en la persona que nace y se ve reflejado en el modelo”, dijo el Dr. Jones. Ambos muestran que gran parte del VIH que se oculta en las células de los controladores de élite ha sido desterrado a desiertos pobres en genes en el genoma del huésped, desde donde es poco probable que el virus se reactive.
Mapear dónde se esconde el VIH en el genoma
El Dr. Jones y su equipo utilizarán el modelo PDX para explorar si las células inmunitarias llamadas células T asesinas de los controladores de élite presionan al virus para que se entierre en lugares remotos y cómo lo hacen. También pueden evaluar si aumentar la actividad de estas células T asesinas aumenta el exilio del VIH.
Su laboratorio también explorará si el VIH puede, en algunos casos, integrarse selectivamente en genes que promueven la supervivencia celular, dándole al virus más tiempo para replicarse y propagarse. “Si ese es el caso, tenemos un problema aún más difícil de resolver en nuestra búsqueda de una cura”, dijo el Dr. Jones. Determinar los tipos de genes que favorece el VIH podría sugerir posibles objetivos terapéuticos y diferentes enfoques de tratamiento. Por ejemplo, si el VIH está protegiendo las células que infecta inhibiendo la apoptosis (muerte celular), el tratamiento con medicamentos que promueven la muerte celular podría disminuir la ventaja del VIH y empoderar al sistema inmunitario para que recupere la ventaja.
Construir un mapa de los sitios donde el virus se integra en el genoma del huésped también podría permitir a los investigadores evaluar la efectividad de una terapia en función de qué tan bien exilia al VIH. “Si podemos secuestrar suficiente virus restante para que no regrese en la vida de esa persona, estaremos más cerca de una cura”, dijo el Dr. Jones.