Un nuevo estudio dirigido por investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis indica que las disparidades raciales en la demencia se deben a los determinantes sociales de la salud, y que la ascendencia genética no juega ningún papel.
El estudio, que se basó en una encuesta poblacional de larga duración en cuatro países latinoamericanos, ayuda a explicar por qué las personas de ascendencia predominantemente nativa americana o africana tienen una prevalencia más alta de demencia: Los participantes del estudio tenían más probabilidades de experimentar contextos sociales y condiciones de salud que aumentaron su riesgo de deterioro cognitivo, como niveles de educación más bajos, residencia rural y presión arterial alta. Una vez que se tuvieron en cuenta estos factores, la ascendencia no agregó riesgo adicional.
“Los grupos raciales y étnicos marginados tienen tasas más altas de demencia en muchos países, y ha sido un desafío desentrañar los contribuyentes biológicos de los sociales”, dijo el autor correspondiente Jorge Llibre-Guerra, MD, profesor asistente de neurología. “Latinoamérica ofrece un marco único para separar los dos. Es la región con la mayor mezcla de ancestrias genéticas, además de que tiene profundas desigualdades sociales. Este estudio muestra claramente que la mala salud cognitiva es parte del legado del sistema de castas racial. No es la ascendencia familiar la que está poniendo a las personas en riesgo. En cierto modo, los hallazgos son reconfortantes, porque los determinantes sociales de la salud son modificables”.
El estudio está disponible en línea en la revista Alzheimer’s & Dementia.
Una vez considerada una parte natural e inevitable del envejecimiento, el deterioro cognitivo y la demencia cada vez más se han reconocido como productos de una compleja red de factores de riesgo que tienen más probabilidades de atrapar a los miembros de los grupos marginados. En los EE. UU., por ejemplo, la demencia es aproximadamente dos veces más común en las comunidades negras y 1½ veces más común en las comunidades hispanas, en comparación con las poblaciones blancas. Lo que sigue sin estar claro es cuánto de la tasa creciente de demencia se debe a factores de riesgo modificables relacionados con la marginación, como el nivel de educación y la presión arterial alta, y cuánto se debe a la susceptibilidad genética asociada con la ascendencia.
El primer paso para desentrañar los roles de los factores biológicos y sociales es reemplazar el complicado tema de la identidad racial y étnica con el asunto más simple de la ascendencia genética. La raza y la etnia no son categorías biológicas; están definidas por las culturas y las sociedades en las que viven las personas, y las definiciones varían según el tiempo y el lugar. La ascendencia genética, por otro lado, es una medida objetiva de la proporción del ADN de un individuo que se puede rastrear hasta una o más áreas grandes del mundo, en este caso, África, Europa o América.
Llibre-Guerra y sus colegas analizaron la relación entre la ascendencia genética, los determinantes sociales de la salud y la función cognitiva utilizando datos de encuestas obtenidos por el Grupo de Investigación sobre Demencia 10/66 en Cuba, República Dominicana, México y Perú. El grupo 10/66 se estableció en 1998 para estudiar la prevalencia y el impacto de la demencia en países de ingresos bajos y medianos mediante encuestas poblacionales que son internacionalmente validadas y estandarizadas. El estudio actual utilizó datos de la primera oleada de encuestas del grupo 10/66, realizada de 2004 a 2006. La primera oleada marca el comienzo de la recopilación sistemática de datos en entornos diversos y proporciona un punto de referencia crítico para todos los análisis subsiguientes. El grupo 10/66 ha realizado desde entonces dos encuestas de seguimiento y planea continuar expandiendo estas evaluaciones en el futuro.
Los participantes elegibles fueron encontrados por encuestadores capacitados que tocaron todas las puertas en áreas designadas, una estrategia diseñada para generar muestras representativas para cada país. Cada participante se sometió a una entrevista, un examen físico, una evaluación cognitiva y un análisis de sangre. Además, los encuestadores entrevistaron a un familiar cercano o amigo de cada participante.
Para el estudio actual, los investigadores analizaron datos desidentificados de 3.808 personas de 65 años o más en los cuatro países. Las personas fueron categorizadas como predominantemente de ascendencia africana, nativa americana o europea si el 70% o más de su ADN podía rastrearse hasta el continente respectivo.
Cada país tenía una mezcla única de ancestrias. En México y Perú, la mayor cantidad de personas eran principalmente de herencia nativa americana, seguidas de europea y luego africana. En Cuba, la mayoría eran de ascendencia europea, seguidas de africanas, con menos del 3% de nativos americanos. En República Dominicana, la mayoría de las personas eran de herencia africana, seguidas de europea, con alrededor del 10% de herencia nativa americana.
La encuesta reveló que el deterioro cognitivo era más común entre las personas mayores de ascendencia nativa americana o africana que las de ascendencia europea. Mientras que el 47,8% de los adultos mayores de herencia europea exhibió algún grado de deterioro cognitivo, el 52,7% de aquellos con ascendencia nativa americana y el 54,9% de aquellos con ascendencia africana mostraron tales deterioros. Una vez que se tomaron en cuenta factores sociales y de salud como el nivel de educación, el estado socioeconómico y la salud cardiovascular, la asociación entre la ascendencia genética y el rendimiento cognitivo desapareció.
“Nuestros hallazgos sugieren que el rendimiento cognitivo está fuertemente influenciado por los factores de riesgo sociales ascendentes”, escribieron los autores en el estudio. “Encontramos disparidades sustanciales en los determinantes sociales de la salud entre diferentes grupos de ascendencia en América Latina, que provienen de desventajas duraderas y racismo estructural arraigado en el período colonial”.
Los hallazgos del estudio se hacen eco de lo que se ha observado en los EE. UU., con grupos marginados que experimentan tasas más altas de demencia e inequidades sociales similares, como una menor tasa de escolaridad y un acceso reducido a la atención médica. “Si queremos mejorar la salud cognitiva para todas las personas”, dijo Llibre-Guerra, “debemos comenzar por abordar estos factores”.
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Revista
Alzheimer’s & Dementia
Método de investigación
Estudio observacional
Asunto de investigación
Personas
Título del artículo
Los determinantes sociales de la salud, pero no la ascendencia genética global, predicen la prevalencia de la demencia en América Latina.
Fecha de publicación del artículo
5-Jun-2024
Declaración COI
Llibre-Guerra JJ, Miao J, Rodriguez-Salgado AM, Acosta I, Sosa AL, Acosta D, Jiménez-Velázquez IZ, Guerra M, Salas A, Llibre-Guerra JC, Díaz Sánchez N, Prina M, Renton A, Albanese E, Yokoyama J, Llibre-Rodríguez J, informan que no hay conflicto de intereses o divulgación financiera relevante relacionado con este manuscrito. Las divulgaciones de los autores están disponibles en la información complementaria.