Antipsicóticos en demencia: ¿Un vínculo con la clase social?

2 de julio de 2024 – Donostia-San Sebastián, España: Un estudio liderado por el grupo de Evaluación Económica de Enfermedades Crónicas del Instituto de Investigación Sanitaria Biogipuzkoa ha revelado la relación entre el uso de antipsicóticos en la demencia y el estatus socioeconómico. Este trabajo fue realizado por Javier Mar, Uxue Zubiagirre, Igor Larrañaga, Myriam Soto-Gordoa, Lorea Mar-Barrutia, Ana González-Pinto y Oliver Ibarrondo del HRI Biogipuzkoa, HRI Bioaraba, Biosistemak y Mondragon Unibertsitatea.

Los antipsicóticos se usan ampliamente en los ancianos debido a la alta prevalencia de síntomas neuropsiquiátricos y comportamientos disruptivos asociados con la demencia. La preocupación por su uso inapropiado ha llevado a informes gubernamentales a advertir sobre sus riesgos y a recomendar una reducción de su uso para los síntomas conductuales y psicológicos de la demencia. También se han observado disparidades por estatus socioeconómico en su uso, y se ha encontrado un gradiente con el nivel educativo en el uso de antipsicóticos tanto en la población general como en personas con demencia. Para un análisis completo de las disparidades en la indicación de antipsicóticos, se deberían tener en cuenta más variables como el sexo, la edad y las comorbilidades somáticas y psiquiátricas.

Los principales hallazgos de este estudio poblacional de Gipuzkoa (221.777 individuos mayores de 60 años) fueron las altas tasas de uso de antipsicóticos y la mayor probabilidad de recibir este tipo de medicamento entre las personas con bajo estatus socioeconómico. El porcentaje de usuarios de antipsicóticos aumentó del 2,9% en el estatus socioeconómico alto al 6,7% en el estatus socioeconómico bajo y alcanzó el 39,8% en personas con demencia. La explicación de esta disparidad es que los antipsicóticos atípicos son más a menudo la respuesta de primera línea a los comportamientos desafiantes en la demencia en personas desfavorecidas. Mientras tanto, como las familias se encargan de organizar la atención domiciliaria, un nivel de ingresos más alto permite obtener otro tipo de apoyo para reducir la angustia asociada a la atención y retrasar el uso de antipsicóticos.

La principal conclusión del estudio es que los mayores niveles de uso de antipsicóticos e institucionalización en personas de bajo nivel socioeconómico indican una falta de equidad en la gestión de los síntomas neuropsiquiátricos relacionados con la demencia. Aumentar la oferta de tratamientos no farmacológicos en el sistema de salud pública podría ayudar a reducir la desigualdad en el uso de antipsicóticos.