Mohammad Moshahid Khan, doctor en filosofía y profesor asociado en el Departamento de Neurología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Tennessee Health Science Center, recibió recientemente una subvención de 308.000 dólares del Departamento de Defensa para un estudio que investigará el papel del microbioma intestinal en la distonía, un trastorno del movimiento caracterizado por posturas anormales y movimientos de torsión involuntarios o repetitivos, con el fin de mejorar los resultados neuroconductuales. Jianfeng Xiao, doctor en medicina y filosofía, profesor asociado en el Departamento de Neurología, es el coinvestigador del estudio.
Aunque las causas genéticas y ambientales de la distonía son difíciles de determinar, la distonía puede desarrollarse por factores como lesiones cerebrales traumáticas, accidentes cerebrovasculares, enfermedad de Parkinson, uso de terapia antipsicótica crónica y otras afecciones. El trastorno afecta a muchos estadounidenses, y el personal militar y los veteranos suelen desarrollar distonía.
Teniendo en cuenta que los microbiomas intestinales pueden influir en el comportamiento y el desarrollo del cerebro, y que los microbiomas pueden modificarse, este estudio pretende ofrecer una nueva perspectiva sobre la causa de la enfermedad y descubrir cómo el microbioma intestinal puede modular la disfunción neuroconductual.
“No existe una cura para la distonía. Existen algunos tratamientos disponibles, pero tienen muchos efectos secundarios. Necesitamos desarrollar terapias modificadoras de la enfermedad que detengan la progresión de los síntomas de la distonía, la traten o retrasen la progresión de la enfermedad”, afirmó el doctor Khan. “La mayoría de las investigaciones sobre la distonía se centran en los aspectos genéticos y neurológicos, y pensamos que podría haber otro factor que no es genético y se puede modificar, y así es como se nos ocurrió el microbioma intestinal”.
Para llevar a cabo este estudio, el equipo examinará el microbioma intestinal en un modelo de distonía de roedores identificando bacterias o hongos específicos que causan anomalías gastrointestinales en el modelo y probará el uso potencial de probióticos para disminuir los déficits conductuales. El equipo tiene como objetivo encontrar la eficacia de los probióticos en el tratamiento de la disfunción neuroconductual en roedores, con la esperanza de que esto conduzca al desarrollo de terapias basadas en el microbioma para los humanos.
“El objetivo principal es desarrollar una terapia basada en el microbioma para el tratamiento y la prevención de la distonía. El modelo de ratón que estamos utilizando tiene una mutación que es clínicamente relevante para un humano con distonía”, señaló el doctor Khan. “El estudio abre una dirección completamente nueva en la investigación de la distonía y tendrá un impacto positivo significativo al definir el papel del microbioma intestinal en la patobiología de la distonía y probar el impacto del enfoque del microbioma en la mitigación de la función neuroconductual en la distonía”.