Los investigadores demuestran por primera vez que las células B plasmáticas humanas modificadas genéticamente pueden utilizarse para tratar una enfermedad, específicamente la leucemia, en un modelo animal humanizado. Los resultados marcan un paso clave en la materialización de las ePC como terapias para tratar el cáncer, los trastornos autoinmunes y los trastornos por deficiencia proteica. Los resultados aparecen el 2 de julio en la revista Molecular Therapy.
“Esperamos que este estudio de prueba de concepto sea el primero de muchas aplicaciones de las células B plasmáticas modificadas genéticamente, y que eventualmente conduzca a una terapia de una sola dosis”, dice el autor principal del estudio, Richard James (@ScienceRicker) del Seattle Children’s Research Institute. “Debido a que las células B plasmáticas modificadas genéticamente pueden vivir durante mucho tiempo, más de 10 años, podrían utilizarse como una fuente a largo plazo de muchos fármacos biológicos.”
Las inmunoterapias que reclutan células T citotóxicas para matar las células cancerosas, como los anticuerpos bispecificos, han contribuido a mejorar las tasas de supervivencia de los pacientes con leucemia linfoblástica aguda de células B (LLA-B). El blinatumomab es un anticuerpo bispecifico que recibió la aprobación de la FDA en 2014 para el tratamiento de pacientes con LLA-B recidivante/refractaria, pero una limitación del blinatumomab es que requiere infusiones intravenosas continuas de alta dosis para mantener la actividad. Este régimen intensivo plantea desafíos para los pacientes porque los cambios frecuentes de bolsa resultan incómodos y el uso de puertos aumenta el riesgo de infección.
“Las terapias bispecificas no inmunoglobulínicas plantean desafíos de estabilidad en los pacientes, lo que hace necesaria la administración de tres ciclos de infusión en estado estacionario de 20 días”, dice James. “Los métodos de administración de fármacos mejorados para los anticuerpos bispecificos como el blinatumomab podrían mejorar la adherencia de los pacientes y reforzar la eficacia del tratamiento.”
“Creemos que la primera aplicación de las células B plasmáticas modificadas genéticamente será la producción de fármacos que son difíciles de utilizar para los pacientes”, dice James. “En este estudio, queríamos demostrar la prueba de concepto y la eficacia de las terapias con células B modificadas genéticamente.”
Con ese objetivo, James y su equipo desarrollaron una estrategia de edición genética para la generación de ePC que producen grandes cantidades de bispecificos para atacar la LLA-B o la leucemia mieloide aguda. Los hallazgos combinados demostraron que las ePC que segregan bispecificos pueden promover la eliminación de células humanas primarias y líneas celulares leucémicas humanas impulsada por células T.
“Un desafío que encontramos fue que el anticuerpo bispecifico utilizado para matar las células tumorales también puede unirse a las células B plasmáticas modificadas genéticamente porque expresan la misma proteína diana”, dice James. “Para superar este desafío, eliminamos