URBANA, Ill. — El patógeno que causa la mancha bacteriana es muy bueno en lo que hace. Forma pequeñas lesiones en la cáscara de las calabazas, melones, pepinos y otras cucurbitáceas, desfiguran la apariencia de las frutas y dan paso a patógenos secundarios que conducen a la pudrición y a una grave pérdida de rendimiento. La bacteria, Xanthomonas cucurbitae, es tan exitosa que no ha tenido razón para evolucionar a través del tiempo o el espacio. Así lo afirma una nueva Universidad de Illinois Urbana-Champaign investigación que caracteriza la diversidad genética del patógeno en el Medio Oeste.
“Anteriormente, secuenciamos el genoma de Xanthomonas cucurbitae a partir de una muestra tomada en Nueva York en 1926. En nuestro estudio actual, secuenciamos genomas de muestras tomadas por nuestros colaboradores en el Medio Oeste en 2012 y 2013. Todos los genomas eran realmente bastante similares, más del 99% idénticos, pero un aislado de Michigan era 99.9% idéntico al aislado de 1926. Nuestros resultados muestran que ha habido muy poca presión sobre este patógeno para evolucionar”, dijo Sarah Hind, profesora asistente en el Departamento de Ciencias de los Cultivos, parte de la Facultad de Agricultura, Consumidor y Ciencias Ambientales (ACES) en Illinois.
El sorprendente resultado sugiere que el patógeno es un “truco de un solo caballo”. Surge de manera confiable bajo condiciones específicas, calientes y húmedas, y acecha en silencio en el fondo en otros casos. Pero la uniformidad genética podría ser una buena noticia para los mejoradores que buscan desarrollar cultivos resistentes.
“Si pudiéramos implementar una población de plantas resistente, entonces debería ser bastante efectiva contra lo que probablemente encontrarían, al menos en el Medio Oeste y probablemente en gran parte de los EE. UU., porque no hay mucha diversidad en las poblaciones de patógenos”, dijo.
Hind dice que actualmente no se conoce resistencia en los cultivos de cucurbitáceas disponibles comercialmente, pero ella y sus colaboradores encontraron resistencia a la mancha bacteriana en líneas experimentales de calabaza y calabacín en un estudio de 2021. Aun así, dice que necesitarían analizar muchas más variedades antes de que los esfuerzos de mejoramiento para la resistencia pudieran comenzar en serio.
Además de abrir posibles oportunidades para desarrollar cucurbitáceas resistentes a las enfermedades, los hallazgos podrían informar las estrategias de gestión actuales y futuras. Por ejemplo, Hind dice que la mancha bacteriana no es particularmente sensible a los aerosoles antimicrobianos de cobre estándar de la industria. Saber más sobre las capacidades genéticas del patógeno podría predecir si tales estrategias de gestión serán efectivas a largo plazo.
El estudio, “Genómica comparativa de aislamientos de Xanthomonas cucurbitae recolectados de campos de calabaza del Medio Oeste de Estados Unidos”, se publica en Plant Pathology [DOI: 10.1111/ppa.13965]. La investigación fue apoyada en parte por el Instituto Nacional de Alimentación y Agricultura del USDA.
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Plant Pathology